iquaravilo nació de una conversación en un café madrileño entre dos consultores que veían el mismo problema una y otra vez. Los emprendedores llegaban con ideas brillantes pero sin entender realmente los números detrás de sus sueños.
Después de años ayudando a empresas establecidas, decidimos que era momento de trabajar con quienes más lo necesitaban: aquellos que estaban dando sus primeros pasos. No queríamos ser otra consultoría más. Queríamos enseñar.
Siete años después, hemos visto crecer a cientos de estudiantes. Algunos han lanzado startups tecnológicas, otros han abierto restaurantes familiares. Pero todos compartían algo: entendían sus finanzas y tenían un plan claro.